Sexualidad Consciente

El origen etimológico del término ‘sexo’ lo encontramos en el latín ‘sexus’, la palabra utilizada en la antigüedad para designar la diferencia entre géneros, debido a que normalmente iba acompañada junto a los términos ‘virilis’ (hombre) y ‘mulieris’ (mujer). Al menos así aparece reflejado en los escritos anteriores al siglo XVII, donde era frecuente encontrarlo en la forma ‘sexus mulieris’ o ‘sexus virilis’ cuando se quería hacer una referencia al género al que pertenecía la persona de la que se estaba hablando.

Se dice que sexo es la búsqueda de las dos partes, la búsqueda de la unión de polaridades. Que podemos interpretar de forma externa o de forma interna. Pero la clave está en la búsqueda de la complementariedad armónica, fluida y fácil.

Cuando estamos en contacto con una persona que nos genera confusión o sensaciones de que no estamos completos, tarde o temprano la dejaremos y seguiremos buscando a esa persona que sí que nos complementa. A no ser que reprimamos nuestros instintos y nos quedemos conforme con lo que tenemos y vivimos, a pesar de no sentirnos completos.

Más allá de que el amor no es sexo, en realidad, una pareja, un matrimonio, si no tiene sexo se convierte en una relación de amigos, por tanto, no todo es sexo, pero el sexo es importante.

Sin él no habría pareja, sino amistad, que en realidad es lo que pasa en muchos matrimonios que llevan años juntos y nunca encontraron esa complementariedad. 

De aquí que se den tantas infidelidades a escondidas, de que los prostíbulos estén tan llenos y que cada día haya más hombres de compañía.